La salud financiera se puede describir como el bienestar que se logra a través de una adecuada administración de la economía personal, familiar o corporativa, con el fin de afrontar situaciones inesperadas y alcanzar objetivos esenciales y de futuro.

¿Cómo se evalúa la salud económica?
De acuerdo con la Financial Health Network, hay ocho indicadores que facilitan el diagnóstico del estado de la salud financiera de un individuo:
- Disminuir el gasto de lo que se obtiene.
- Realizar el pago de las facturas puntualmente y en su totalidad.
- Poseer un ahorro suficiente en productos financieros líquidos.
- Tener adecuados ahorros o activos para el largo plazo.
- Poseer una deuda sostenible.
- Tener un historial de crédito sólido.
- Poseer asegurados apropiados.
- Establecer los costos futuros (presupuesto).
¿Qué elementos promueven la estabilidad financiera?
Primero, la educación financiera, o sea, el entendimiento de conceptos económicos como la inflación o el tipo de interés, y la manera de aplicar dichos conceptos en contextos como el ahorro y el préstamo.
Un segundo elemento es la organización de los ingresos familiares. Esta se mide por la cuantía, dado que a mayor cantidad, mejor salud financiera, y también por la frecuencia, ya que a mayor proximidad de los flujos de gasto, mejor será la salud financiera.